La reciente ola de indignación que ha sacudido las redes sociales cubanas expone una profunda crisis de representación en el seno de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). El detonante fue el respaldo público que su presidente, Ricardo Rodríguez González, ofreció al gobernante Miguel Díaz-Canel y a la política tarifaria de la empresa estatal de telecomunicaciones ETECSA. Miles de estudiantes han alzado la voz, dejando claro que Rodríguez ya no encarna los intereses de la juventud universitaria.
Todo comenzó cuando Rodríguez publicó en sus redes sociales un mensaje elogioso hacia el discurso presidencial en el que se justificaba el aumento de las tarifas de telecomunicaciones. La reacción fue inmediata y contundente. Estudiantes de distintas universidades inundaron las redes con comentarios críticos. Muchos lo calificaron de traidor, sumiso y carente de legitimidad para hablar en nombre del estudiantado.
Los usuarios cuestionaron la legitimidad de su elección y señalaron que su respaldo a la política oficialista contradice los principios históricos de la FEU, fundada por líderes combativos como Julio Antonio Mella y José Antonio Echeverría.
Entre los comentarios más destacados figuraba la exigencia de su destitución inmediata. Muchos consideraron que su posición no responde a los intereses de los estudiantes, sino a los del Partido Comunista de Cuba.
La indignación también se amplificó con imágenes del propio Rodríguez luciendo un pulóver con el rostro de Lenin y un tatuaje de la hoz y el martillo, símbolos asociados al aparato estatal que tantos repudios genera entre los jóvenes cubanos.
El debate trascendió el tema de las tarifas. Los estudiantes denunciaron la desconexión entre los dirigentes oficialistas y la realidad que vive la mayoría de la población. También se cuestionaron los privilegios de los líderes estudiantiles, como acceso preferencial a internet y viajes, que los alejan aún más de las condiciones cotidianas del resto del estudiantado.
Lo que comenzó como un simple comentario en redes ha evolucionado hacia un movimiento más amplio de cuestionamiento a la estructura misma de la FEU. La frase más repetida en estas jornadas ha sido: ¡No nos representa!. En ella se resume no solo el rechazo a Rodríguez, sino también el anhelo de una representación auténtica y legítima que hoy parece estar ausente en la vida estudiantil cubana.
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