La Embajada de Rusia en La Habana respondió de manera agresiva a un artículo publicado por Diario de Cuba, criticando al encargado de negocios de Estados Unidos en la Isla, Mike Hammer, y elogiando en contraste la labor del embajador ruso Viktor Koronelli.
En una publicación difundida en sus redes sociales, la sede diplomática rusa calificó al medio como “radicado en Miami” y “financiado por Washington”, repitiendo el discurso oficial del régimen cubano, aunque Diario de Cuba tiene su sede en Madrid. La reacción fue motivada por un artículo titulado “La fábula de los dos embajadores, o por qué La Habana no quiere saber nada de Mike Hammer”, publicado el pasado sábado, que expone el contraste entre la agenda del diplomático estadounidense y la del embajador del Kremlin.
En su respuesta, la embajada rusa afirmó que el texto solo demuestra “cómo deben trabajar auténticos diplomáticos”, en referencia a Koronelli, y aprovechó para atacar la labor de Hammer, quien ha visitado diferentes regiones de Cuba para reunirse con miembros de la sociedad civil independiente, activistas, emprendedores y líderes religiosos, algo que no cae bien al régimen.
La publicación rusa se alinea así con la narrativa del Gobierno cubano, que mantiene una campaña de descrédito contra Hammer por sus contactos con sectores ajenos al oficialismo. La actitud de la sede diplomática rusa ha sido vista como una forma de injerencia política, al respaldar de manera explícita los señalamientos del régimen contra un representante extranjero que mantiene vínculos con la sociedad civil.
Por su parte, el embajador Koronelli sostiene una agenda estrictamente alineada con las estructuras del poder en Cuba. Suele participar en actos organizados por el Partido Comunista, asistir a recepciones con altos funcionarios del Gobierno y protagonizar visitas a provincias donde se mantiene dentro de espacios previamente controlados por las autoridades.
No obstante, el diplomático ruso no está exento de controversias. Según detalla Diario de Cuba, su historial incluye un episodio turbio durante su paso por la embajada de Rusia en Argentina. En 2016, cuando Koronelli era embajador en Buenos Aires, se descubrió un cargamento de cocaína en la escuela de la misión diplomática. El escándalo llevó a una investigación conjunta entre los servicios secretos rusos y argentinos, que concluyó con la detención de cinco personas, entre ellas dos empleados de la embajada. La droga, valorada en más de 60 millones de dólares, iba a ser enviada a Rusia utilizando valijas diplomáticas.
Aunque el caso fue juzgado en tribunales rusos, el Comité para Asuntos Exteriores de la Duma recomendó su remoción en 2018. No obstante, Koronelli fue enviado a México y, posteriormente, regresó a Cuba, donde ya había trabajado en los años 80 y 90.
Fuente: Diario de Cuba
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