La crisis energética que azota a Cuba causa estragos profundos en uno de los sectores más emblemáticos de su economía: la producción de tabaco. En Pinar del Río, específicamente en el municipio de Consolación del Sur, se han perdido más de 385 hectáreas de cultivos, debido a los prolongados apagones que impidieron el riego adecuado de las plantaciones.
Esta zona es reconocida por producir algunos de los mejores tabacos del mundo, pero ni su prestigio ni su peso económico fueron suficientes para salvarla del desastre.
Las variedades más afectadas fueron las vegas de segunda de tipo Sol ensartado y el tabaco Virginia. A pesar de que se sembraron más de 1.500 hectáreas, la producción cayó drásticamente: de las 1.778 toneladas que se planificaron, apenas se lograron recolectar 1.301 toneladas, es decir, una disminución de casi el 27%. También se reportó que solo se alcanzó el 79% de los cujes esperados. La explicación es directa: los sistemas de riego dependen de electricidad, y sin energía, las plantas se marchitan.
"Este es un golpe demoledor para los campesinos de la región, que ya enfrentaban escasez de combustible para la maquinaria agrícola y falta de recursos materiales", expresó Mario Luis Zamora Medina, director de la Empresa Integral de Tabaco en Pinar del Río.
Aunque se han construido más de mil aposentos para la cura del tabaco y se proyectan casi dos mil adicionales para la próxima campaña, la falta de insumos y energía hace que esos esfuerzos sean insuficientes.
Pero el daño no se limita al tabaco. También se reportan pérdidas en otros cultivos. En Sancti Spíritus, por ejemplo, decenas de hectáreas de arroz no pudieron ser regadas a tiempo, comprometiendo la cosecha y los planes alimentarios del territorio.
En Ciego de Ávila, plantaciones de plátano y yuca quedaron arrasadas por la sequía y la imposibilidad de mantener el riego eléctrico. En Holguín, campesinos de zonas como Mayarí denuncian que han perdido hasta el 40% de sus producciones de boniato y maíz por la misma razón.
"Cosechas enteras se están pudriendo en los campos por falta de electricidad. Las bombas no funcionan, los tractores están parados y los campesinos, desesperados", comentaba un agricultor de Cienfuegos a medios independientes.
Todo esto ocurre en un contexto nacional alarmante. El país registró el 28 de junio un déficit eléctrico de 1.977 MW, con solo 1.693 MW generados frente a una demanda de 3.600 MW. Con unidades termoeléctricas fuera de servicio y generadores distribuidos operando por debajo de su capacidad, el panorama es sombrío.
Mientras tanto, el gobierno continúa exportando tabaco a precios internacionales elevados, cobrando en divisas que no se reinvierten equitativamente en el sector productivo. La desconexión entre lo que el Estado obtiene y lo que invierte en los campos cubanos deja a los agricultores solos ante una crisis que no pueden enfrentar con velas ni paciencia.